Sus compañeros se sintieron obligados a comunicárselo a su superior, el sargento John Edgcumbe, que a su vez consideró que, a pesar de que el agraviado no iba a denunciar, él, como su superior, equipacion barça no podía ocultar el hecho una vez conocido y debía hacérselo saber al capitán. Sin embargo, camiseta barcelona el hecho llegó a oídos de los compañeros de destacamento de Greenslade.