Desde la intervención divina de San Jenaro, patrón de Nápoles, a la presencia de «La Camorra», influenciando en el resultado, obligando a que la moneda tuviera las dos caras iguales en favor de la decisión de Italia, pasando por el «equilibrio místico de la moneda, suspendida por el público en su rotación hasta que cayera del lado italiano», como comentaron la crónicas del día siguiente.